En nuestro contacto con comerciantes pequeños que nos solicitan espacios para realizar sus actividades comerciales, surgen los mismos requerimientos y es que desearían un local para llegar a más clientes, puesto que desde hace tiempo ya están vendiendo sus productos o prestando sus servicios, bien sea desde una oficina, un local con poco tránsito o desde su casa; estos últimos andan buscando también, realizar su oferta de bienes o servicios de manera más formal, para obtener su dirección fiscal, tramitar sus solvencias, poder pagar sus impuestos y así llevar su negocio a otros niveles.
Toda vez que les consigo el local que se adapte a sus requerimientos y presupuesto, nuestros comerciantes se enfrentan a todo el torbellino que implica tramitar los permisos ante una deficiente calidad institucional que tiende a retrasos en los permisos y a ser más castigadora, que promotor de la economía formal; además de todo el esfuerzo para reclutar empleados que realmente deseen trabajar, conseguir los puntos de ventas porque ya el dinero cada día es más digital, declarar los impuestos en unas páginas lentisimas y encima concentrarse en mercadear sus productos y servicios, para atraer y esperar la fidelización de los clientes. Lidiar con todas las gestiones que se requieren para llegar a feliz fin de mes, con las utilidades deseadas, no era exactamente lo que ellos esperaban, al tomar la decisión de crecer o de formalizar su pequeño emprendimiento.
Con el tiempo, siempre terminamos oyendo las mismas quejas - yo antes vendía por internet y no tenía que lidiar con todos estos inconveniente, solo son los medianos y pequeños los que aguantan esta pela, mejor me quedaba vendiendo mis productos u ofrecer mis servicios solo por Internet. Pasar de la informalidad o del anonimato comercial, aun con los mínimos requisitos como emprendedor formal, se está percibiendo entre los comerciantes pequeños de Venezuela, como una pérdida de tiempo en actividades que no son propias del que desea crecer un poco más y poder recibir una utilidad un poco mayor a un buen sueldo, además de generar bienestar no solo para el mismo, sino a todos los que ellos impactan. Porque el que se dedica a la compra y venta de algo, a la prestación de algún servicio de intermediación, consultoría o reparación y servicios técnicos, con el consabido eslogan de “atendido por su propio dueño” lo que en definitiva desean, es dedicarse a su actividad y no dispersarse en actividades engorrosas que desconocen.
La conclusión a todo esto, es que en la mayoría de los casos, se ven obligados a bajar la Santamaría y volver a su situación de informalidad que los aleja de los créditos bancarios, de los beneficios sociales y de sus obligaciones impositivas y fiscales. Muy por el contrario, sería muy positivo, si se pudieran proponer un nuevo sistema fiscal, que permita a los pequeños emprendedores, incorporarse a un nuevo modelo económico con controladas tiendas por Internet, que les ahorrará toda la situación con puntos de ventas y empleados, pero incorporados a la seguridad social porque están pagando sus impuestos y obteniendo las solvencias necesarias según su tamaño y aspiraciones, porque a lo mejor el que es pequeño desea seguir siendo pequeño o por el contrario ir creciendo poco a poco.
Las tiendas detrás de Internet, podrían ser en Venezuela como en muchos países, un modelo de negocio formal, seguro para clientes trascendiendo de la desconfianza típica de la venta digital por entregas en tiendas físicas, siempre que se implementen políticas de recaudación fiscal y de permisos adecuados a este modelo de negocios. Me imagino y sueño con tiendas con productos o promocionando sus servicios, en bellas vitrinas con sus letreros modernos que indican, atendemos 24 horas los 7 días a la semana, contáctenos, compre y retire.
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Por Teresa Salas